Se reanuda la competencia chilena y uno de los hechos que más llama la atención es la lista de incorporaciones de Colo Colo. Básicamente porque cambia la filosofía en política de contrataciones. Los dos técnicos anteriores, Jorge Benítez y Héctor Tapia, solicitaron refuerzos veteranos, en cambio el recién llegado José Luis Sierra buscó la juventud al momento de los fichajes.
Tapia y Sierra tienen en común la frase “No me fijo en la edad, sino en la calidad de los refuerzos”, a la hora de referirse a su rol de reclutador y a los cuestionamientos por la polarización etaria de sus equipos. Uno claramente inclinado a buscar “sandias caladas” y el otro a promesas. A mi juicio, el ciclo anterior con los novatos Héctor Tapia y Miguel Riffo pretendió -de un cierto modo inconsciente- compensar la inexperiencia del cuerpo técnico con jugadores de recorrido. En la temporada que empieza, el nuevo DT del Cacique es un hombre con mayor kilometraje que no necesita de otro(s) líder(es) dentro del plantel y que comprendió que los albos estaban desbalanceados en el área de rendimiento físico. Por eso mismo, es que, “el coto” optó por jóvenes que no superan los 25 años para fortalecer al popular.
Paulo Díaz (20 años), Andrés Vílchez (23), Martín Rodríguez (20), Rodrigo Báez (20) y Christopher Gonzales (20). Estos jóvenes futbolistas, son parte de la sangre fresca que Colo Colo inyectó a su organismo cansado. No obstante, los sub 23 son una realidad únicamente porque la fuga de viejos cracks del cacique no se produjo. Recordemos que al finalizar el torneo pasado, cuando tomaba el poder Aníbal Mosa, los jugadores Esteban Paredes, Jaime Valdés, Julio Barroso y otras figuras ponían en duda su continuidad en Colo Colo, por diferentes motivos, como: el nuevo presidente, la salida de Tapia o lisa y llanamente por ofertas del extranjero. Con estas ambivalencias en el mapa de ruta al interior del club, volvemos a la vieja discusión acerca de que si una institución debiera darle vuelo a procesos largos (o infinitos) donde la mano del técnico no modifique la estructura y los lineamientos o vale la pena dejarse llevar por los vaivenes que generan la salida y entrada de otro técnico. Lo que se conoce en política como alternancia en el poder.
Lo que si nadie puede poner en cuestión es que Colo Colo ha alcanzado un equilibrio entre dinámica y pausa, jerarquía y subordinación, gracias a la mixtura de futbolistas que consiguió. A priori, la renovación que trajo el mercado de pases, hace ganar rotundamente en movilidad al albo, multiplicando la cantidad de variantes en relación a la temporada pasada. Aunque esto en ningún caso va a desarmar la columna vertebral del cacique conformada por Villar, Barroso, Valdés, Vecchio y Suazo o Paredes. Todos los equipos se han potenciado en función de sus deficiencias, y no pensemos que solo tiene que ver con objetivos internacionales, ya que los campeonatos nacionales están cada vez más reñidos. Sin ir muy lejos, de los últimos 6 torneos, solo 2 han sido ganados por Colo Colo y Universidad de Chile, y los otros cuatro por Huachipato, Unión Española, O’Higgins y Cobresal. Para enfrentar la dura Copa Chile y el competitivo campeonato de primera división, José Luis Sierra al menos, solo tiene a futuro “lindos problemas” por resolver pensando en los 11 que pondrá en cancha.