“No seguí en Colo Colo porque el presidente me quería pagar una miseria” Emiliano Vecchio.
La disconformidad es la sensación reinante al interior del camarín albo. Los referentes del equipo han manifestado de forma muy directa su descontento con la administración actual, llegando incluso a expresar las ganas de irse a otro club. Hasta del discurso de José Luis Sierra se puede inferir que no está a gusto con la situación actual. Los principales reclamos: la poca voluntad por parte de la dirigencia en pos de objetivos importantes. En otras palabras, parte del plantel cree que Blanco y Negro no está colocando suficiente dinero en la mesa para incorporar fichajes de calidad y para mantener a los actuales jugadores y funcionarios (como es el caso del P.A, Julio Rodríguez) en un ambiente grato y estimulante. Y es comprensible el desencanto con el proyecto, si cuando la directiva pudo dar una señal de poderío, trajo a Reina, Tonso y Zaldivia. ¿Si los jugadores no están motivados con Colo Colo 2016 como quieren en Blanco y Negro que los hinchas estén entusiasmados? Debe ser duro para un colocolino escuchar a Jaime Valdés decir que en San Lorenzo le ofrecen un mejor futuro porque allá tienen reales aspiraciones de pelear la Copa Libertadores.
Como es natural, el hincha del cacique y los propios jugadores -después de 31 estrellas y tras 25 años de la obtención de la Libertadores- se ponen metas más altas que salir victoriosos luego de las 15 fechas del campeonato nacional. Integrando el plantel albo hay futbolistas que han jugado en el extranjero y en la selección, y que viven los últimos años de su carrera. Entonces es lógico que ambicionen logros de mayor jerarquía. Por otro lado, la hinchada del cacique le tomó el sabor a la gloria el 91, por lo tanto ansía ver a su equipo jugando en el exterior en busca de conquistar nuevamente un torneo internacional. Pero desde el punto de vista económico (factor clave para cualquier club) ¿es factible para Colo Colo disputar los primeros lugares de Sudamérica? Considerando la nula elasticidad presupuestaria dispuesta por Aníbal Mosa y compañía, la respuesta es no. Veamos, las potencias económicas y favoritas en la próxima edición de la Copa Libertadores son por lejos Argentina y Brasil, entre los 10 equipos más valiosos hay 5 brasileros y 4 argentinos. Colo Colo figura en el puesto 22 del ranking con un plantel de 15,8 millones de dólares. A años luz de los 98,6 de Boca Juniors (1ro) y de su rival de grupo, Atlético Mineiro con 79,6. Equipos de Colombia, Uruguay, Ecuador y México superan al cacique en esta lista.
Curioso, pero el actual campeón de Chile tampoco supera los 18,9 que vale el plantel de Universidad de Chile. Azul Azul va a buscar a Europa a sus contrataciones y seduce al ex asistente de la selección de Chile, mientras Blanco y Negro si no está mirando al otro lado de la cordillera, compra en Corea del Sur. Las responsabilidades por el desorden institucional recaen sobre Aníbal Mosa. No solo por ser un fantoche con actitudes de charlatán, sino por evidenciar falta de liderazgo y confusión a partir de su llegada, con la conflictiva salida de Héctor Tapia. El último problema de Mosa lo define: Fernando Aguad, presidente de Palestino, lo acusa de incumplir el acuerdo por el traspaso de Paulo Díaz a San Lorenzo. Con una sociedad anónima como Blanco y Negro la copa al parecer solo se mira. A Mosa únicamente le queda sanear los inconvenientes a corto plazo. Ir como Farkas repartiendo billetes en Macul, para ver si con soluciones superficiales calma las aguas. Este personaje con ínfulas de gran señor está lejos de ser el mesías de Colo Colo. Si quieren lograr objetivos, los albos tendrán que apelar al amor a la camiseta.